Calmar a un niño a veces puede ser una tarea difícil, este recurso inspirado en el método Montessori es una simple, pero efectiva, técnica de control del estrés pensada para niños que promete tranquilidad en cosa de minutos, Su principal objetivo es calmar el estado de ánimo de los pequeños tras una rabieta, enfado o situación de estrés y a su vez, estimula la
creatividad y la autonomía de los niños. Lo que no es y nunca será : un castigo.
¿QUÉ NECESITO?
- 1 frasco o botella transparente con tapa, puede ser de
cristal o plástico
- 1 o 2 cucharadas de pegamento con purpurina
- 3 o 4 cucharadas de purpurina de color ( puedes mezclar
colores y formas)
- 1 gota de colorante ( opcional) ya que os podéis encontrar que la purpurina
tiñe el agua.
- Agua caliente o templada
Sólo hay que mezclar todos los ingredientes dentro del frasco pero dejar
uno o dos dedos de aire para que haya movimiento. Las diferentes densidades de
los materiales consiguen que todo se mueva a diferentes velocidades y diversas
formas. Se puede añadir figuras o confetis. Al acabar de llenarlo hay que agitar para que se quede todo mezclado.
Si el brillo se asienta demasiado rápido puedes agregar más
pegamento al líquido. Si es demasiado lento, se puede añadir un poco más de
agua. Y no te olvides de que la parte superior de la botella quede firmemente
cerrada.
Necesitamos :
- Bote
- Algodón blanco
- Purpurina
- Temperas en dos colores
- Agua
INSTRUCCIONES :
1. Llenar 1/3 del bote con agua
2. Añadir un chorro de pintura al agua y agitar
3. Echar la purpurina
4. Echar las bolas de algodón y llenar el fondo presionándolo hacia abajo
5. Llenar otro 1/3 del bote con agua
6. Añadimos otro chorro de pintura de otro color que contraste y se repiten los pasos 2 y 4
7. Llenar el último tercio del bote con agua y repetimos los pasos 2 y 4
El resultado será algo así :
Maria Montessori, primera mujer doctorada en medicina en
Italia, explicó (lo que más tarde algunos estudios comprobaron) que el bote permite a los pequeños organizar y centralizar su
sistema nervioso central en un estímulo concreto.
Cuando el niño está estresado, su ritmo cardíaco y su
respiración se aceleran y su mente se bloquea.
Sin embargo, al concentrarse en la lenta caída de la
purpurina y sus formas, se genera una orden inconsciente que comunica al
cerebro que disminuya la agitación. Poco a poco se crea una relación entre este
patrón visual y la calma.
Además, mientras sucede esto, el adulto puede proporcionar
un espacio para que el menor trate de
explicar las razones de la tristeza, la ira o la frustración, y si
les acompañamos enseñándoles a respirar profundamente mientras se concentran en lo que sucede con el bote, mucho mejor.
Hay que considerar que cada niño responde de una manera
diferente y que habrá que probar el interés que tenga en el bote.
Es recomendable su uso con niños de 2 a 5 años pero siempre debemos tener en cuenta que el tamaño del bote sea adecuado a su edad.
No hay que olvidar que es una técnica, y como cualquier otro aprendizaje, requiere de cierta práctica y que no solamente sirve para calmar una rabieta particular, sino que funciona a largo plazo. Poco a poco, el niño se irá haciendo más consciente de su respiración; cada vez que se sienta estresado, con miedo o rabia, tomará él mismo el bote para despejar su mente.
Os dejo un vídeo demostrativo de su elaboración :
Espero que os haya gustado & nos vemos en el siguiente post!
Genial idea y reporte, muchas gracias.
ResponderEliminarGenial idea y reporte, muchas gracias.
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